La Organización de los Estados Americanos dijo el martes que empezará a tomar medidas en contra de Venezuela para defender la democracia en la región, una estrategia reservada para países en procesos de crisis como los golpes de Estado.
El anuncio de la OEA, un grupo que representa a todos los países del hemisferio con excepción de Cuba, inicia un proceso que eventualmente podría conducir a que Venezuela sea suspendida de la organización.
El organismo calificó la situación como una “alteración del orden constitucional” en Venezuela. Sergio Jellinek, un portavoz del secretario general del organismo, Luis Almagro, dijo que Venezuela estaba plagada de “un sistema político sin resultados, donde opera el gobierno por decreto”.
Al invocar la Carta Democrática, la organización comenzó un proceso de debate que eventualmente podría conducir a la suspensión de Venezuela. Pero muchos analistas dicen que el camino más probable será comenzar una serie de discusiones para romper el estancamiento político entre Maduro y sus oponentes que controlan la Asamblea Nacional.
Algunas medidas ya se iniciaron. El fin de semana pasado ambas partes dijeron que habían comenzado a transmitirse mensajes a través de mediadores durante una conferencia en la República Dominicana.
El gobierno de Venezuela, con su baja popularidad y uno de los peores colapsos económicos del mundo, se enfrenta a crecientes acusaciones de autoritarismo.
El presidente Nicolás Maduro decretó un estado de excepción que amplió sus poderes contra los opositores. La Asamblea Nacional de Venezuela, el cuerpo legislativo que por primera vez en más de una década es controlado por la oposición, ha visto obstaculizadas sus funciones por los tribunales que respaldan al gobierno. Y las protestas para convocar un referendo que acorte el mandato del actual presidente han sido neutralizadas por las fuerzas de seguridad y el uso de gases lacrimógenos.
“Este año se ha producido una erosión de la democracia en muchos niveles”, dijo Shannon K. O’Neil, miembro del Council on Foreign Relations.
Tal vez la instancia internacional que ha criticado de forma más frontal a Venezuela este año ha sido la OEA, en un enfrentamiento que cada vez se ha tornado más personal.
Este mes, Maduro apareció en televisión para acusar a Almagro, quien es excanciller de Uruguay, de tener vínculos con Estados Unidos.
“Almagro es un traidor desde hace tiempo”, dijo Maduro. “Un agente de la CIA”. Almagro le respondió al día siguiente con una carta abierta en la que afirmaba que él no era un miembro de la CIA y dijo que Maduro había traicionado a su pueblo.
“Negar la consulta al pueblo”, dijo —sobre el referendo—, “es negarle la posibilidad de decidir, te transforma en un dictadorzuelo más, como los tantos que ha tenido el continente”.
Los simpatizantes de izquierda de Maduro han respondido con ataques públicos y un aluvión de memes en Twitter que muestran fotos poco favorecedoras de Almagro con la bandera de Estados Unidos.
Estas acciones no pueden ocultar lo que los analistas definen como el creciente aislamiento de Venezuela. Hasta hace poco el país tuvo sólidos aliados entre los países con gobiernos de izquierda en toda la región.
Pero el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff en Brasil y la derrota del año pasado de la izquierda en Argentina han dejado a Venezuela rodeada de nuevos líderes, más escépticos, en los países vecinos.
“La edad de oro del socialismo del siglo XXI ha terminado en América del Sur”, dijo la politóloga venezolana María Teresa Romero, en referencia a los problemas que han enfrentado los gobiernos de izquierda en toda la región.
Venezuela también ha tenido problemas para mantener su influencia en un momento en que los precios del petróleo han caído. En el pasado, el país consiguió detener las acciones de la OEA al repartir dádivas a través de grupos como Petrocaribe, una organización que le proporciona petróleo barato a las naciones caribeñas.
También financió grupos regionales como la Unasur, una organización que replica algunas de las funciones de la OEA, como la observación de elecciones. Sin embargo, la actual crisis económica ha afectado su influencia.
Los partidarios del gobierno criticaron rápidamente a la OEA. Pedro Carreño, un legislador del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), dijo que Venezuela aún tenía un fuerte apoyo en la región y que Almagro no tenía los votos para suspender al país. Aseguró que el organismo estaba al servicio de “oscuros intereses que van en contra de la democracia y conspiran contra nuestro gobierno democrático”.
El principal tema es si Venezuela convocará el referendo contra Maduro, que tiene pésimos índices de aprobación por la escasez de alimentos y el racionamiento de energía eléctrica en el país. El mandatario ha dicho en repetidas ocasiones que el referendo es una maniobra para derrocarlo, por lo que debe ser bloqueado.
La OEA invocó su Carta Democrática después del golpe militar de 2009 que derrocó al presidente Manuel Zelaya en Honduras. Ese país fue suspendido del grupo y reinstalado después de que se efectuó una elección y Zelaya regresó a Honduras.
O’Neil dice que estas acciones tienen implicaciones, no solo para Venezuela, sino también para la OEA que, según ella, ha retomado su papel como un organismo de control democrático bajo el mandato de Almagro.
“Desde el principio Almagro ha sido tajante al respecto: la única cosa que hace la OEA y ningún otro organismo es la defensa de la democracia”, dijo. “Es por eso que ha mostrado una actitud tan dura”.