APORTE A LA OPERATIVIDAD INTEGRAL ANTE LA MIGRACION IRREGULAR – PARTE II
Por Henry Madrigal (IVLP, Costa Rica). Chief of the Department of Trafficking in Person – Judicial Research Organization, Costa Rica.
Recientemente he estado teniendo noticia de otra realidad en nuestra preciada franja de tierra denominada CENTRAL AMERICA, donde hemos detectado que los hermanos de El Salvador y Nicaragua toman ruta por Costa Rica hacia el sur, sin que el destino y la forma de organización haya sido descubierta en todos sus alcances.
El anterior comentario se da en razón del interés sobre el tema propuesto, del cual aún me encuentro generando mayores aportes en nuestra área, ya que no se da un impulso masivo dentro de los Estados parte firmantes de la Convención de las Naciones Unidas, conocida a nivel internacional como la Convención de «Palermo», donde las propuestas se basaron en tres Protocolos de actuación e implementación obligatoria, quedando en el tapete la cobertura de todo esto y más, tal y como se estableció en el prefacio de la publicación de dicha Convención para distribución masiva mundial, de la cual quiero rescatar lo que el Secretario General del momento aportara, Kofi A. Annan: “En diciembre de 2000, al suscribir en Palermo (Italia) la Convención de las Naciones Unidas contra la delincuencia Organizada Transnacional, la comunidad internacional demostró la voluntad política de abordar un problema mundial con una reacción mundial. Si la delincuencia atraviesa las fronteras, lo mismo ha de hacer la acción de la ley. Si el imperio de la ley se ve socavado no sólo en un país, sino en muchos países, quienes lo defienden no se pueden limitar a emplear únicamente medios y arbitrios nacionales.
Si los enemigos del progreso y de los derechos humanos procuran servirse de la apertura y las posibilidades que brinda la mundialización para lograr sus fines, nosotros debemos servirnos de esos mismos factores para defender los derechos humanos y vencer a la delincuencia, la corrupción y la trata de personas.
Uno de los contrastes más marcados que existen en el mundo actual es el abismo entre lo civil y lo incivil. Cuando digo “lo civil” quiero decir la civilización: los siglos acumulados de conocimientos que sientan las bases del progreso. Cuando digo “lo civil” también quiero decir la tolerancia: el pluralismo y el respeto con los que aceptamos a los diversos pueblos y nutrimos de ellos nuestras fuerzas. Y, por último, quiero decir la sociedad civil: los grupos de ciudadanos, empresas, sindicatos, profesores y periodistas, los partidos políticos y demás grupos que desempeñan una función esencial en el funcionamiento de toda sociedad.
Por el contrario, alineadas contra esas fuerzas constructivas, cada vez en mayor número y con armas más potentes, se encuentran las fuerzas de lo que denomino la “sociedad incivil”. Se trata de terroristas, criminales, traficantes de drogas, tratantes de personas y otros grupos que desbaratan las buenas obras de la sociedad civil. Sacan ventaja de las fronteras abiertas, de los mercados libres y de los avances tecnológicos que tantos beneficios acarrean a la humanidad.
Esos grupos prosperan en los países con instituciones débiles y no tienen escrúpulos en recurrir a la intimidación o a la violencia. Su crueldad es la verdadera antítesis de lo que consideramos civil. Son poderosos y representan intereses arraigados y el peso de una empresa mundial de miles de millones de dólares; pero no son invencibles.
La Declaración del Milenio, aprobada por los Jefes de Estado reunidos en las Naciones Unidas en septiembre de 2000, reafirmó los principios en que nos inspiramos y ha de servir para alentar a todos los que luchan en pro del imperio de la ley. En la Declaración se afirma que “los hombres y las mujeres tienen derecho a vivir su vida y a criar a sus hijos con dignidad y libres del hambre y del temor a la violencia, la opresión o la injusticia”.
Es así como tenemos base para la propuesta, que aunque no se ha escrito en papel, a letra en blanco y negro, está ya dicha y será insertada a este medio de gestión en otras de las publicaciones que haremos para que la consideración comience a ser validada, ya que desde hace años la aberración de la explotación del ser humano es de repudio mundial, donde ya notamos como un altísimo porcentaje de las explotaciones, consideradas en este momento bajo la represión de la Trata de Personas, inicia con el aprovechamiento de los sueños no cumplidos, de las rupturas y las exclusiones sociales, de los abusos raciales y de las caídas de los gobiernos democráticos, de la subculturización de las etnias, pensamientos y credos, llevando al ser humano a aprovechar un aparente momento idóneo, que no es sino un fin organizado a nivel transnacional que conocemos como el Tráfico Ilícito de Migrantes.