CONTENCIÓN PARA LOS LÍDERES, SI QUEREMOS UN CONTINENTE DEMOCRÁTICO
por Sandra Díaz Peña (IVLP, Colombia). Psicóloga consultora en temas de Confianza.
Hace unos días fui invitada a dar una charla sobre legalidad a los alumnos de los últimos años de un prestigioso colegio privado de Bogotá, justo unos días después de la VI Cumbre de las Américas. Consideré que este era el tema perfecto para reflexionar con ellos sobre la importancia de la preparación de líderes que aporten significativamente en la consolidación de las democracias en el continente.
Desde la finalización de este evento continental, pudimos presenciar las diversas noticias y análisis que hicieron al respecto y la evolución de éstas con el transcurrir de los días. Para mi sorpresa y desconsuelo muchísimos fueron los medios de comunicación que se dejaron tentar por la noticia fácil y vendible, sobre la conducta inapropiada de los miembros de seguridad del Presidente Obama. Muy seguramente, en unos años, los niños y jóvenes de hoy, solo recuerden de este importante evento, el escándalo que se formó por este insuceso. Por supuesto, por esta razón también serán muchos los adultos que queden solo con las imágenes de las fotos de las mujeres implicadas y del taxista que dio detalles de lo sucedido.
Justamente por todo esto, consideré que este evento era el tema ideal para reflexionar sobre el rol del líder y su responsabilidad frente a la sociedad. Ser líder demanda un proceso de madurez y desarrollo moral que se construye sobre la capacidad de auto-gobernarse, principalmente por la contención o auto-control. Esto podría sonar como si fuera muy fácil y sencillo, sin embargo, el manejo y control de sí mismo es de las tareas más complejas para todos los mortales, porque se trata del esfuerzo diario y que jamás se puede considerar un hecho ganado y alcanzado para siempre.
La contención, que es justamente de lo que carecieron los guardias del Presidente Obama, constituye la base que permite a las personas superar sus propios gustos e intereses para así, poderse enfocar en metas más altas, que implican el bien de un grupo, un país o el bien común. Es por esto, que la difícil tarea de consolidar las democracias y las relaciones participativas, equitativas en las que todas las personas pueden expresar sus ideas y propuestas, solamente pueden darse en la medida que todos, y particularmente los líderes estén en capacidad de contenerse y de esta manera, escuchar, comprender y construir conjuntamente con los demás, las políticas que determinan el rumbo que ha de seguir su pueblo.
¿Qué sucederá en nuestras democracias
si los futuros líderes no se forman, como mínimo,
en la auto-gobernanza?
Por lo tanto, nuestros futuros líderes sociales, políticos, empresariales deben ser formados en la contención desde niños y jóvenes, en la dimensión que a ellos compete. Cada etapa de la vida implica unos dilemas éticos y morales que deben ser resueltos según las capacidades propias de su desarrollo evolutivo. Los adultos que trabajamos en la educación tenemos la inmensa tarea de ayudar a los niños y jóvenes a visibilizar sus dilemas, a reflexionar correctamente, manejando sus emociones y a tomar las decisiones adecuadas. Así, se van formando en la autonomía moral que poco a poco se va alcanzando si se trabaja deliberadamente en ello y no se deja en el cajón del olvido.
Con preocupación veo que los jóvenes que en un futuro no muy lejano, ocuparán cargos de alto poder y liderazgo, solamente reconocen dilemas éticos y morales de muy poca dificultad y que dicho de otra manera, deberían estar “superados” por su simplicidad. Por consiguiente, no ven los dilemas que revisten cierto grado de complejidad, en una realidad que ha sido catalogada por muchos, como altamente compleja. Entonces, qué va a pasar cuándo ellos sean quienes lideren los grupos de personas en una empresa o en su grupo social? Será acaso lo mismo que estamos presenciando actualmente, líderes altamente capacitados en su profesión pero analfabetos emocionales y morales?
Para profundizar en este tema, la precaria preparación de los futuros líderes en términos de auto-gobernanza y contención, cito un ejemplo que para muchos será considerado como inocuo, por su alta recurrencia entre los jóvenes. La compra de contraseñas falsas para poder ingresar a bares y discotecas, exclusivas para mayores de edad –falsedad de un documento público-. Si nuestros futuros líderes no son capaces de auto-controlarse para esperarse a la mayoría de edad y por lo tanto, sobornan a agentes oficiales para obtener documentos falsos, qué podemos esperar de ellos cuando ocupen altos cargos de poder, en los que deben tomar decisiones complejas que les implique mayores esfuerzos de contención de sus emociones, gustos o placeres?
Si los jóvenes actuales no se forman en la contención no podremos esperar que los futuros líderes estén en capacidad de continuar en la difícil tarea de profundizar en el fortalecimiento de sociedades democráticas. La democracia nos demanda la comprensión de los demás y la construcción conjunta para el bien común; por lo tanto, quien no haya podido superar el manejo de sus propios impulsos y gustos, no podrá tomar decisiones que le exijan priorizar a otros por encima de sus propios beneficios. Por esto mismo, no podemos ser indiferentes a las costumbres ilegales que se van anidando en ciertos grupos sociales, que van frenando el desarrollo moral de las personas. No permitamos que los futuros líderes no se preparen efectivamente para asumir los retos que les demandará continuar con el proceso que avanza en nuestro continente, en la consolidación de la democracia.