EL PROBLEMA DE LAS DROGAS HOY
Por Karina Cecilia Casal (IVLP, Argentina). Licenciada en Psicología, Master en Drogadependencia.
Según estudios de la Organización Mundial de la Salud las tendencias mundiales reflejan un aumento general del uso de sustancias, en especial entre los sectores más jóvenes de la población.
A través de trabajos de investigación se demostró que el uso de drogas ha aumentado en forma gradual y constante en el grupo etáreo comprendido entre los/as jóvenes de 12 y 16 años.
La OMS informa también una mayor disponibilidad por parte de la población adolescente de drogas lícitas e ilícitas.
Este fenómeno de fuerte impacto socio-económico- cultural exige un análisis multidisciplinario, dinámico y flexible, que desarrolle las potencialidades de los sujetos sobre los cuales se intervienen, respetando las creencias y valores de los mismos, pero con un análisis del escenario social donde se lleva a cabo, que
permita realizar un diagnóstico de las fortalezas y debilidades que facilitan o dificultan las problemáticas.
La comprensión de lo complejo y amplio del fenómeno, ha llevado a insistir en la importancia de dar prioridad a la prevención integral como estrategia fundamental.
Dentro de esta realidad, una definición de la prevención nos hablaría del conjunto de esfuerzos que se realizan desde ámbitos tan diversos como la salud, la educación, la recreación, las oportunidades de participación, con el objetivo de propender al desarrollo humano.
Es así, que podemos decir que se ha pasado de diferentes concepciones que hacen énfasis en aspectos distintos: la sustancia, el sujeto, el ambiente…, a una concepción que sitúa el fenómeno como cuestión compleja y multicausal que exige la planificación de la interacción de los diversos modelos y disciplinas sociales que colaboren en los contenidos de la prevención integral (información, formación y educación sostenidos por la participación y compromiso ciudadano).
Este último modelo ya plantea la necesidad de ver y enfrentar el problema como una globalidad, la evolución del concepto de prevención, que ha supuesto una sucesión de estrategias de intervención, ha permitido una mayor comprensión del problema, en relación con las estructuras sociales, las dinámicas familiares y, por
supuesto, el conocimiento de las múltiples causas que son reconocidas como vinculantes del fenómeno de las adicciones en su concepto más amplio.
Este proceso ha implicado una mayor valoración de la Prevención Integral ante las señales de fracaso o escaso éxito de otras medidas.
Los expertos plantean con documentada contundencia que “los problemas de drogas están íntimamente relacionados a los problemas sociales. No es posible enfrentar con éxito el fenómeno de las drogas si no se enfrentan los problemas de la sociedad”.
Estos datos y reflexiones apuntan a la necesidad de realizar un nueva mirada acerca de esta temática y sus consecuencias en la sociedad, en la educación, en la economía , en la cultura, en el trabajo, etc.
Estudios hechos durante las últimas dos décadas han intentado determinar el origen y la trayectoria del uso de drogas, cuando empieza este problema y cómo progresa. Varios factores han sido identificados que diferencian a los que usan drogas de los que no las usan.
Dentro de esta concepción es válido expresar que los factores asociados con un potencial mayor para el consumo de drogas se denomina factores de riesgo, mientras que los asociados con una reducción en la probabilidad del uso de drogas se llaman factores de protección.
Investigaciones han revelado que existen muchos factores de riesgo para el abuso de drogas, cada uno representa un reto al desarrollo psicológico y social del individuo, y cada uno tiene un impacto diferente dependiendo de la fase de su desarrollo.
Por esta razón, los factores de riesgo fundamentales son los que afectan el desarrollo temprano del individuo y de la familia, las relaciones entre los niños y otros agentes sociales fuera de la familia, especialmente en la escuela, con los compañeros y en la comunidad.
También han sido identificados factores de protección más notables incluyen, fuertes lazos familiares; contención y comunicación dentro del núcleo familiar, educativo y social, promoción de la autoestima, autovaloración, autoconocimiento, etc., por lo cual podemos concluir que:
Los esfuerzos preventivos deben realzar los factores de protección y enfocar una reversión o reducción de los factores de riesgo. Uno de los ámbitos mas propicios para este objetivo es el ámbito escolar.
El Parlamento Europeo, en su Resolución de 1991 sobre «Educación en materia de Salud y uso indebido de drogas en los Estados miembros de la Comunidad Europea y del Consejo de Europa», recomienda:
Que la educación relativa a las drogas se desarrolle en el marco de la educación global para la salud y se reconozca como forma de prevención desde una edad temprana para ayudar a los niños a ayudarse a sí mismos.
Respecto del ámbito escolar subraya:
Que la escuela debe estructurarse de manera tal que se facilite una política que otorgue prioridad a la educación en materia de drogas como parte de un plan de estudios integrado en materia de educación social y sanitaria.
Que la educación en materia de drogas debe tener dos objetivos:
a) Alentar a los estudiantes a reconocer los beneficios de un estilo de vida saludable y libre de drogas en general.
b) Enseñar las habilidades necesarias para promover una vida sana y prevenir así el consumo de sustancias.
La problemática del consumo de drogas en la República Argentina
La situación social de la República Argentina y su relación con el consumo
En la Argentina, se visualiza un aumento de la exclusión social, y desestructuración familiar, que las comunidades expresan de múltiples formas, manifestándose en el incremento de la violencia urbana y doméstica, la inseguridad social, la inestabilidad laboral, el embarazo adolescente, la violencia indiscriminada entre pares, la deserción escolar , la delincuencia, el suicidio y el aumento constante del consumo de sustancias.
La disminución de la contención social incide en la población provocando la aparición de problemáticas socio- sanitarias, que ponen en riesgo el equilibrio social.
Uno de los factores centrales de la crisis impacta en el sistema educativo, justificado en el alto nivel de repitencia y abandono escolar, lo que motiva que la actividad laboral ha pasado a superponerse o, incluso, a desplazar a la actividad escolar en la temprana adolescencia.
En la mayoría de los/as jóvenes, los años de estudio o capital educativo, son un recurso determinante de las oportunidades futuras de bienestar.
Cabe destacar que la existencia de casi 25 de cada 100 adolescentes que no estudian, y de los cuales 10-no estudian ni trabajan, ni buscan empleo- y más de 13 de cada 100 jóvenes adultos en igual situación que estos últimos, permiten reconocer la existencia de un núcleo de jóvenes en situación de alta vulnerabilidad
social, que dificulta su socialización e inserción social.
El 70% de los/as menores de 18 años (más de 8 millones y medio de personas) son pobres y la mitad vive en la indigencia.
El 40% de los/as menores de 18 años no estudia ni trabaja deteriora aún más el tejido social que debe contenerlos.
Frente a este escenario social, la comunidad educativa argentina inciden los mismos factores negativos que en la comunidad en general.
Sin embargo, a pesar de sufrir esta debilidad estructural, sigue siendo el mejor ámbito ,complementando el del hogar para los niños y niñas de nuestra sociedad.
La irrupción de las problemáticas de diferentes consumos, acentuado por el aumento de la violencia entre pares, la falta de límites normativos y ejemplificadores impacta en el personal docente, que no se halla capacitado para dar respuesta a estas nuevas manifestaciones juveniles que se observan con sus
particulares características en todo el país.
La recuperación del escenario natural de la escuela, en la esfera de enseñanzaaprendizaje, se observa seriamente comprometida, pues los docentes intentan dar respuestas a situaciones sociales que requieren del acompañamiento de otros actores y simultáneamente de la capacitación específica para afrontar estas
expresiones de malestar social.
La capacitación de los docentes es fundamental en la recuperación de la esencia enseñanza –aprendizaje, a través de la adquisición de herramientas didácticas que permitan desarrollar en los educandos habilidades para la vida, que fortalezca su crecimiento y disminuya su vulnerabilidad social.
El desarrollo de programas similares en forma paralela con padres , alumnos e integrantes de la comunidad educativa, va a coadyuvar con el objetivo educativo.
Bigliografía:
Sidicaro,R y Fanfani,E 1998; Feldman,(1995); Moreno (1996); Gallart (1996), Konterllnik, I y Jacinto,1996-2000; Gomez, M y D. Contrátese,1998; Salvia A y A. Miranda,1997,1999; Filmus y Miranda,2000; Salvia y Tuñon, 2003.