ELECTRICIDAD GENERADA EN BASE A LA GRAVEDAD:
ABUNDANTE, DESCENTRALIZADA, LIMPIA Y BARATA
© by Ricardo Vanella (IVLP argentino, Especialista en Posicionamiento Estratégico y Marketing Internacional)
¿UNA NECESIDAD?
Cuentan que 3 años atrás, un grupo de 18 mentes brillantes de la actualidad fueron convocados por la Academia Nacional de Ingeniería de un importante país para elaborar un listado de los problemas tecnológicos del siglo XXI que, si eran resueltos, llevarían a una profunda mejora en la existencia humana.
Dicen que el grupo se habría concentrado en estudiar cuatro áreas específicas para tratar de enunciar los problemas del mundo actual:
– La sustentabilidad.
– La salud.
– La vulnerabilidad.
– La alegría de vivir.
En el inicio de su informe habrían escrito algo así:
«A medida que la población mundial crece, sus necesidades y deseos también, el problema de mantener en continuo avance de la civilización y mejorar la calidad de vida de la gente se vuelve más importante».
Una de las prioridades fijadas por el grupo habría sido el obtener fuentes de energía limpia, conjuntamente con que hay que maximizar la capacidad para revertir los efectos de la edad en el cuerpo humano. Igualmente, que es fundamental la re-programación de los genes humanos para prevenir enfermedades y que también en el futuro cercano debía darse solución sobre cómo la vulnerable vida humana en la tierra es afectada por los desastres naturales y por la violencia terrorista.
Habrían aclarado específicamente que faltará el agua potable y que para subsanar este inconveniente, es necesario implementar mecanismos eficientes, seguros y económicos para desalinizar agua de mar.
Para esto último será necesario contar con fuentes de energía ilimitadas, económicas y de alta disponibilidad.
HASTA AHORA, SOLO ANUNCIOS
Dos años antes que la mencionada reunión de mentes brillantes tuviera lugar, en algunos blogs de habla hispana fue publicada una noticia que de ser cierta e irrefutable se habría convertido en un punto de inflexión para el Planeta: la generación de electricidad sin combustible. Los autores del descubrimiento se reparten en algunos pocos países, pero la realidad es que, cinco años más tarde, todavía siguen llegando opiniones a esos mismos blogs (en favor y en contra, algunas con conocimiento, otras demasiado audaces) por el mismo tema, sin que el invento haya sido presentado en sociedad, oficial y globalmente corroborado.
También han surgido comentarios que mencionan la hipótesis de precedentes e inventos análogos, y otros aún que señalan que todo ello es una larga historia de meras fantasías sin ningún asidero científico.
Algunos dicen que generar electricidad sin combustible es imposible y que simplemente se trata de autoproclamados «inventores» en búsqueda de migajas de efímera fama; mientras que otros advierten que un invento de esa naturaleza dañaría intereses tan grandes que colocarían en jaque su viabilidad para ser realmente puesto a punto y utilizado masivamente.
¿EXISTE ALGUNA POSIBILIDAD?
En verdad es muy tentadora la idea de poder producir energía de manera casi infinita, sin recurrir a combustible alguno. La cuestión es: ¿Esto es posible en nuestra presente realidad?
Por un lado, todos conocemos la ley termodinámica que enseña que «la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma»; por el otro, también sabemos que los exploradores espaciales aprovechan las gravedades planetarias para adquirir velocidad. Pero…, ¿puede ser considerada la gravedad como un «combustible»?
La pregunta (no del millón, sino de varios millones) es si existe la real posibilidad de crear un dispositivo que genere energía eléctrica valiéndose solo de la gravedad terrestre, sin necesidad de:
- La energía eléctrica generada por otros dispositivos.
- Ningún tipo de combustible, sea de origen químico artificial o fósil conocido.
- El aire atmosférico.
- La energía del Sol.
- El viento.
- La fuerza hídrica del agua embalsada.
- Las corrientes marinas o del oleaje.
- La energía contenida en los volcanes.
- La energía geotermal.
Muchos de los intentos (serios y menos serios) realizados hasta ahora parecen jugarse con imanes, a partir de la relación que las fuerzas eléctricas y las magnéticas tienen entre sí: una carga eléctrica en movimiento produce una fuerza sobre los imanes y un imán en movimiento produce una fuerza sobre las cargas eléctricas. Esta relación fue advertida en 1820 por el físico danés Hans Oersted (con un experimento sencillo que llevaba a cabo ante sus estudiantes), creando el término «electromagnetismo».
Once años más tarde, Michael Faraday -un modesto londinense, inicialmente autodidacta, que contaba con una educación formal muy limitada (y con relativamente pocos conocimientos matemáticos en comparación con los científicos académicos del momento)- demostró, nada menos, que si una corriente eléctrica puede producir un campo magnético, un campo magnético puede producir una corriente eléctrica. De este modo, es al genio de Faraday al que debemos la noción de «campos de fuerza».
Dicho concepto es esencial para abrir la puerta al alternador, que es una máquina eléctrica capaz de transformar energía mecánica en energía eléctrica, generando una corriente alterna mediante inducción electromagnética.
El desafío de energía en base a gravedad, se «limitaría» a crear una suerte de alternador con capacidad de transducir la energía mecánica contenida en la gravedad terrestre (input o energía de ingreso), en energía eléctrica (output o energía de salida).
En apariencia, todo es bastante simple; como todo alternador, se requerirían básicamente dos elementos: a) El inductor (rotor), que crea el campo magnético (generalmente un imán que rota en relación a una bobina); y b) El inducido (bobina), conductor atravesado por las líneas de fuerza del campo magnético creado.
Pero la simplicidad, evidentemente, es sólo aparente; entre otros vericuetos, hay que servirse del principio de inercia para mantener el movimiento y el momento de inercia, y que los rozamientos no los anulen completamente. Tal vez, a más del impulso externo inicial de energía, se siga necesitando una cantidad mínima de energía suficiente para anular el mínimo rozamiento logrado.
Hasta ahora, no tenemos conocimiento de que los científicos formales hayan encontrado la respuesta cierta a este asunto, aunque con buenas chances podemos apostar que hay quienes se abocan diariamente a resolver esta incógnita.
En cierta medida, a mayor desarrollo tecnológico y a mayor expansión del dominio de fenómenos observables, más se requiere de la imaginación para vislumbrar lo que hay que ir a buscar y probar más allá del saber actual.
Finalmente, las esperanzas de lograrlo también subsisten pues, aunque parezca absurdo, está científicamente comprobado que todas las posibilidades están latentes, como explicó casi 70 años atrás el neoyorquino Premio Nobel de Física Richard Feynman, en sus estudios de mecánica cuántica. Entre ellas, quién sabe, también la de producir energía eléctrica -limpia, abundante y barata- basada en la gravedad, la más débil de las cuatro fuerzas de la naturaleza.
Estaria bueno que fuera cierto ! pues solucionaria un par de problemas, aunque faltarian otros de cuestiones como si estarian dispuestos a compartir los conocimientos a libre costo ?
Siempre hay gente dispuesta a compartir conocimientos, cuando se hace en un ámbito de genuina confianza y con los medios suficientes para realizar lo propuesto.