POLITICAS PUBLICAS DE INCLUSION SOCIAL Y ECONOMICA PARA AFRODESCENDIENTES, REFUGIADOS/AS, INMIGRANTES AFRICANOS/AS
Por Nengumbi Celestin Sukama (IVLP Presidente del Instituto Argentino para la Igualdad, Diversidad e Integración – IARPIDI)
Considerando el desafío que enfrenta el mundo respecto al crecimiento y desarrollo socio-económico sostenible que le asegure el bienestar y una paz duradera a sus habitantes en general, y en particular a los habitantes de la región de América Latina, “El 1º Tanque Regional de Pensamientos” nos ha ofrecido un cuadro ideal para que los/las participantes en esta conferencia pudieran valerse de las herramientas a su alcance para aunar esfuerzos que les permitieran lograr de forma sostenible, eficaz y eficiente, combatir la pobreza, la inseguridad, las guerras, el cuidado adecuado del medio ambiente, el populismo y la construcción de sociedades más democráticas y con buena gobernabilidad.
En muchos de los países de la región, se puede observar la presencia marcada de las comunidades afrodescendientes como resultado de la trata de esclavos y la esclavitud que desangró al continente africano. Adicionalmente a esta presencia, se suma la nueva corriente migratoria africana como resultado de la inestabilidad política y económica por la que vino atravesando el continente. Los/las africanos/as llegan a esta parte del mundo como solicitantes de asilo, refugiados/as o inmigrantes.
Las comunidades afrodescendientes de la región como los/las africanos/as residentes en la misma siguen siendo víctimas del racismo, la discriminación racial y la xenofobia como resultado de políticas diseñadas por los primeros colonizadores de América, tal como se ha demostrado en la Tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia que se llevó a cabo en Durban, Sudáfrica del 30 de agosto al 8 de septiembre de 2001.
Esta victimización se materializa en cuanto al acceso a la educación digna y de calidad, vivienda, trabajo digno y estable en función de sus perfiles profesionales y/o académicos, la salud, etc. En otros términos, estamos hablando de exclusión socio-económica y esto implica la necesidad de la elaboración e implementación de políticas de inclusión social y económicas dirigidas a estos colectivos. Para ello, es necesario abordar lo relacionado a la materialización de la exclusión.
¿Cómo se materializa la exclusión social y económica?
Cuando se analiza y se discute sobre la exclusión social y económica, es importante saber lo siguiente: ¿Qué es lo que se ve?, ¿Cómo se visibiliza el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, la marginación, la homofobia, la discriminación en general o cualquier otra categoría que genera la exclusión social y económica? Seguramente habrá diferentes respuestas y experiencias, pero lo cierto es que las múltiples formas de exclusión, en la mayoría de las veces, se visibilizan como parte de la “normalidad” y se hacen cotidianas; en el mejor de los casos, son vistas como actos de ignorancia, falta de respeto o falta de responsabilidad.
¿Pero cuál es el impacto, cuáles son las consecuencias, cómo afecta a las personas que sufren o son víctimas del racismo, la xenofobia, la marginación, la homofobia, la discriminación, etc.? Los comportamientos, los actos y las actitudes de exclusión social no son solamente ofensivas o agresoras, sino que tienen una repercusión en los ámbitos: psicológico, económico, educativo-académico, político, cultural, deportivo, etc. porque limitan, niegan, desconocen, ignoran la realización de las necesidades más fundamentales del ser humano y las posibilidades y oportunidades de desarrollo de sus capacidades múltiples.
Esa mirada y esa postura de concebir lo diferente como amenaza, como algo negativo, anormal, desventajoso, peligroso – característico del pensamiento único- niega la complementariedad de la diversidad, desconoce que la diversidad enriquece y amplía los horizontes de desarrollo individual y colectivo.
Las poblaciones que viven situaciones de exclusión social, son vistas y tratadas con prejuicios de inferioridad, incapacidad, discapacidad, anormalidad, incompetencia etc. que desencadenan una serie de comportamientos y actos que limitan el acceso a la educación, a la cultura, a la salud, al trabajo, a la práctica de los deportes, al acceso a los espacios de esparcimiento, etc. impidiendo así desarrollar sus múltiples capacidades, realizar sus necesidades y generando múltiples pobrezas, no solamente en lo económico, sino también en otros aspectos de vida individual, social y colectiva.
Siendo limitadas las oportunidades de desarrollo de capacidades y realización de necesidades humanas, estamos hablando de la problemática de exclusión social como un problema de vulneración de derechos humanos universales y de los derechos ciudadanos, al impedir, negar o ignorar el ejercicio de derechos civiles, políticos, sociales, culturales, económicos y derechos de los pueblos.
Ver la diferencia cultural, racial, étnica, generacional, de género y otras, como amenaza, no solamente es una desinteligencia sistemática, sino es no creer en la complejidad humana, la riqueza cultural de los pueblos, la sabiduría y la imaginación de las generaciones, la incandescencia de los géneros. Es limitar las perspectivas, las expectativas y los horizontes de desarrollo no sólo individual sino colectivo.
Creer en la inclusión social y económica es reconocer que todos somos diferentes, pero que todos valemos igual.
Habiendo abordado lo relacionado con las políticas de exclusión social y económica y sus causas, sería oportuno en el marco del plan de trabajo del IANA profundizar estudios y debates sobre las prácticas y políticas actuales que llevan a que prevalezcan actitudes, comportamientos, creencias, hábitos y conductas que siguen sirviendo de sustento para la continuidad de la exclusión en nuestras sociedades.
La temática relacionada al racismo, la discriminación racial y la xenofobia, es de un abordaje complejo que dificulta la determinación concreta y objetiva de casos y causales de prácticas y políticas discriminatorias. Es para ello que debemos darnos un tiempo para realizar un diagnóstico (encuestas, censo, entrevistas, etc.) respecto a este tema y después de determinar las causales, sería conveniente evaluar de forma concreta las consecuencias directas de dichas prácticas y políticas en nuestras sociedades con la finalidad de desarrollar políticas adecuadas que aseguren la inclusión social y económica de grupos vulnerables y vulnerados, entendiendo que lo único que se puede generar con la política de exclusión es la desigualdad de oportunidades que conlleva a la pobreza individual y colectiva que termina afectando a comunidades enteras.
Erradicar la pobreza en la región debería ser una de las prioridades del trabajo de IANA esta convención para poder aportar nuestra contribución en la realización de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que estableció las Naciones Unidas (ODM) para el año 2015. La creación de oportunidades económicas y de prosperidad para los integrantes de las comunidades arriba mencionadas sería la forma más eficaz y eficiente de abordar la problemática de estos grupos, para luego elaborar políticas que remedie a la desigualdad prevaleciente en las sociedades de nuestra región. Dichas políticas permitirían:
Erradicar la pobreza y el hambre
Fomentar la formación profesional y académica de los/las interesados/as
Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer como una forma de luchar contra la discriminación múltiple que sufre la mujer afrodescendiente y africana
Mejorar la salud materna y la mortalidad infantil para la comunidad de referencia
Protección de los derechos de los/las niños/as afrodescendientes
Promover la innovación y el emprendimiento como factor de desarrollo, inclusión y fortalecimiento de nuestras democracias.
La generación de oportunidades económicas y prosperidad para los/las integrantes de la comunidades mencionadas debe realizarse en sintonía y consonancia con la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948); El Pacto de Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (PIDCP- 1966)); El Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC-1966); La Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (CIEFDR-1969); La Convención sobre los Derechos de Niños (CDN-1989); La Convención sobre Pueblos y Tribales en Países Independientes (Convenio 169 OIT-1989); La Convención sobre todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979), La Constitución Nacional y otras Leyes y Normas Nacionales de Derechos Humanos y sobre todo, en la Declaración y Programa de Acción la Conferencia de Durban o Tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de intolerancia.
El compromiso de IANA a través del El 1º Tanque Regional de Pensamientos es proyectar la elaboración, implementación y evaluación de “políticas orientadas a la adopción de medidas y planes de acción, incluidas las medidas positivas para garantizar lo no discriminación, en particular sobre el a los servicios sociales, el empleo, la vivienda, la educación, la atención médica, etc.” Esto sería la forma más adecuada y acertada para la generación de las posibilidades de oportunidades económicas y prosperidad no solo para integrantes de las comunidades afro de la región, sino también para toda la gente víctima de la exclusión social y económica.