MIS EXPERIENCIAS, APRENDIZAJES y LOGROS CON LOS
PROGRAMAS DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO
Ruth Elizabeth García
Agosto 2011
Quito Ecuador
He tenido más de una oportunidad de estar vinculada a los programas del
Departamento de Estado y cada experiencia ha aportado de profunda manera en
mi crecimiento personal y desarrollo profesional lo cual también ha influenciado en
mi entorno cercano. Ahora, al formar parte de la comunidad de ex alumnos y con
el compromiso de apoyar el proceso de fortalecimiento de la misma, cobra en mí
mayor significado reflexionar sobre el proceso recorrido y los logros alcanzados en
una diversidad de aspectos relacionados con mis intereses, tanto en el plano
académico porque soy profesora universitaria como en la ejecución de proyectos y
programas que dirijo y coordino como abogada especialista en derechos
humanos.
Entre agosto y septiembre de 1998 tuve el privilegio de ser invitada por el
Departamento de Estado de los Estados Unidos dentro del Programa “Visitantes
Internacionales” IVLP, el mismo que fue organizado para que de manera individual
pueda conocer y entrevistarme con personal clave norteamericano de distintas
organizaciones y entidades de diferentes ciudades, quienes compartieron conmigo
sobre los aspectos relevantes y las condiciones necesarias para varios proyectos
de mi trabajo.
Al momento de la mencionada visita yo estaba dirigiendo en una ONG ecuatoriana
un proyecto relacionado con Mejoramiento del Acceso a la Justicia a través de los
Métodos Alternativos de Solución de Conflictos, que tenía especial énfasis en
ámbito comunitario. La diversidad étnica en el Ecuador presenta innumerables
retos en asuntos relacionados con el ejercicio de sus derechos y especialmente
con el reconocimiento de sus prácticas de manejo de conflictos. Entre los lugares
que visite, los programas de Alternative Dispute Resolution en Minnesota y
Oklahoma me dieron una visión enriquecedora sobre la manera en que se
respetan los derechos de las personas con diversidad étnica. Esta experiencia
influenció todos los procesos de formación y capacitación en mediación
comunitaria en los que he participado como instructora y facilitadora. La ley de
Arbitraje y Mediación ecuatoriana, que había entrado en vigencia unos meses
antes de mi viaje, ofreció el marco legal necesario para fortalecer estas iniciativas
que ahora significan a nivel nacional una respuesta oportuna para solucionar conflictos en una cultura de paz. Por ello, inclusive mis más recientes
experiencias, que han estado relacionadas con la formación de líderes y lideresas
indígenas y campesinos han incorporado las técnicas y metodologías aprendidas
también en Estados Unidos. Gracias a un mini grant de la Embajada, en
colaboración con una colega, también ex alumna del Departamento de Estado,
recientemente sistematizamos la metodología aplicada en las capacitaciones de
manejo de conflictos y publicamos un novedoso material, que está siendo
difundido a nivel nacional.
Por otro lado, en el mismo programa de Visitantes Internacionales conocí los
espacios en que se trabajan programas de Justicia Restaurativa, especialmente
en Massachussets y California donde me ofrecieron una perspectiva diferente para
comprender el enfoque que podría implementarse en el Ecuador sobre la materia.
Posteriormente y a propósito de la aplicación del Código de la Niñez y
Adolescencia, en varias consultorías en que he sido responsable de diseñar
mecanismos u ofrecer asistencia técnica para la protección de derechos de la
niñez y adolescencia se han desarrollado procesos en los que la participación
directa de niños, niñas y adolescentes ha sido clave, se ha tomado en cuenta su
opinión y se ha promovido su protagonismo en la toma de decisiones en aspectos
sociales y políticos que los afecta. De hecho, en Washington DC tuve también la
oportunidad de contactarme con personas comprometidas con procesos de
reforma legal de quienes conocí sobre estrategias de negociación política
orientada a la reforma legal, la misma que resultó de permanente aplicación en mi
compromiso como defensora de derechos humanos, en un país que afronta una
permanente revisión del sistema legal.
Finalmente, un aspecto derivado de mi experiencia como visitante internacional en
Estados Unidos y que ha sido también de gran relevancia en mi ejercicio
profesional y académico, es la transversalización del enfoque de género.
Comprobar que las mujeres ostentan en ámbitos públicos y privados cargos de
importancia con igualdad de oportunidades, fue una inspiración para promover
esas buenas prácticas de respeto de derechos de las mujeres en el Ecuador, pues
soy integrante de varias redes de la sociedad civil en las que la equidad de género
y el empoderamiento económico es el objetivo. Puedo añadir que incluso, he
dirigido investigaciones académicas al respecto que han sido publicadas y se ha
introducido la temática en currículos de formación universitaria. Soy fundadora de
una coalición de docentes universitarias que promueven la investigación social con
perspectivas de género y otros colectivos profesionales relacionados con el
empoderamiento económico de las mujeres. También he liderado el proceso para que otras universidades ecuatorianas comiencen una red que promueve la
perspectiva de género en estudios de pregrado.
Posteriormente al programa IVLP, entre julio y agosto de 2002 y a propósito de mi
responsabilidad como profesora de la Facultad de Derecho de la PUCE, al igual
que un grupo de otros docentes, tuve también la oportunidad de beneficiarme de
una beca para entrenamiento en litigio oral, dentro de un programa también
financiado por el Departamento de Estado a propósito de un convenio con las
Universidades de Delaware y Widener. El cambio de sistema procesal en el
Ecuador exigía el aprendizaje de esta metodología de trabajo, la misma que fue
inmediatamente incorporada en el currículo de estudios de la carrera de derecho.
A la mitad de mi carrera profesional, mi compromiso por contribuir al mejoramiento
de la justicia, fue la razón que me motivó a aplicar al Programa Hubert H.
Humphrey HHH que también auspicia el Departamento de Estado y que me dio la
oportunidad de hacer estudios de postgrado en la Washington College of Law de
la American University entre el 2004 y 2005. También puedo decir que, a menudo,
diferencio el antes del después de esta experiencia que significó en mi vida un
paréntesis de reflexión y crecimiento personal.
La oportunidad que tuve de vivir y estudiar en Estados Unidos, en compañía de mi
familia, me permitió compartir mis valores y experiencias, a la vez que, aprender
de muchas personas del país anfitrión, así como también, de personas de diversos
países del mundo, a quienes jamás habría tenido la ocasión de conocer, por lo
que ahora tengo la sensación de estar mejor relacionada con muchas otras
realidades culturales. En la vida cotidiana, debo mencionar que en innumerables
ocasiones conocí a personas que no conocían nada sobre Ecuador e incluso
confundían mi origen con otras diversas nacionalidades, no solo latinas.
Explicar la influencia o el impacto del HHH Program podría implicar analizar
diversas facetas, pero debo, al menos, mencionar que como mujer, abogada y
profesora universitaria, aprender a profundidad sobre los Derechos Humanos y
Género, sobre el sistema de educación legal y mecanismos de mejoramiento de
acceso a la justicia, ha fortalecido no solo mi trabajo profesional sino también mi
vida como ciudadana ecuatoriana, confirmando la importancia de pertenecer a mi
país y que debo enfrentar cualquier reto para contribuir con el desarrollo del
Ecuador.
Dentro del programa, asistí a varios eventos académicos, pero fue sin duda uno
de los mejores aquel en el que además pude representar a la Facultad de
Jurisprudencia en la que enseño, pues se llevó a cabo la Conferencia Internacional de Escuelas de Derecho. En esa oportunidad pude dar a conocer la
metodología de enseñanza clínica con la cual he trabajado directamente y fue
sorprendente descubrir varias coincidencias de enfoque y aplicación que existen
con otras facultades, a pesar de que antes no se había intercambiado
experiencias.
Luego del desarrollo profesional y del intercambio académico logrado durante mi
estadía en Estados Unidos, tuve al menos una propuesta de trabajo que me
hubiera obligado a permanecer en ese país. La decisión de declinar la
mencionada propuesta y regresar al Ecuador, no solo se basó en un compromiso
familiar sino también en el compromiso con mi propio país, que para ese momento
atravesaba una grave crisis en el área de justicia, lo cual me permitió revalorizar la
importancia de estar aquí para trabajar a favor de su mejoramiento.
Entre otros aspectos, gracias a la última experiencia adquirida en Estados Unidos
tuve bajo mi responsabilidad la coordinación del servicio legal en el área de
derechos humanos en la Universidad en que enseño, he sido parte de la comisión
de reforma curricular de la carrera la misma que actualmente incluye una
importante tendencia en estudios de derechos humanos, democracia y
ciudadanía. Este modelo de enseñanza ha sido replicado en otras universidades
del país con gran éxito.
Además de ser instructora de jóvenes profesionales para litigar a nivel
internacional, debo señalar que además he fortalecido mis habilidades de
liderazgo y de trabajo en equipo al desarrollar varias consultorías sobre la
implementación de normativa internacional y propuestas de reforma constitucional,
la construcción de políticas públicas y la incorporación del enfoque de derechos
humanos y la perspectiva de género en procesos de participación ciudadana.
Durante los últimos años, mi trabajo ha sido diverso en diferentes maneras y he
tenido la oportunidad de estar en contacto más cercano con mujeres y hombres de
distintos lugares de mi país, en procesos de formación y capacitación para la
protección de sus derechos, especialmente en niños y mujeres.
Cabe terminar este documento mencionado que ha sido un gran placer y
responsabilidad participar en paneles de selección para nuevos becarios a los que
me ha invitado la Comisión Fulbright y desde el año pasado tengo el honor de
haber sido acreditada y actuar como miembro del Directorio de la comisión.